La Justificación de Abraham y de David

En Romanos 4 Pablo ilustra con el ejemplo de Abraham y de David la justificación de los impíos de la que habla en los tres capítulos previos. Abraham no era Israelita, pues Israel no existía en sus días, no era justificado y probablemente era idolatra cuando Dios lo llamó. A este hombre Dios lo sacó de entre las naciones rebeldes y lo justificó gratuitamente por la fe para luego hacer un pacto de redención con él. El representa a los paganos justificados por la fe.
David era Israelita y conocía a Dios, pero cometió un pecado abominable y destructivo cuando adulteró con Betsabé y mandó a matar a Urias su esposo. Cuando se arrepintió, David experimentó la bienaventuranza de la justificación gratuita sin obras, y Dios hizo un pacto con él prometiéndole un reinado eterno en su descendiente (Cristo). Este representa a los que dentro del pueblo de Dios pecan y encuentran perdón y justificación gratuita por la fe.
Dios justifica a los impíos, sin obras, por la fe, gratuitamente y eternamente. Ese es el mensaje del Evangelio.