Doctrinas de la Gracia: Expiación Limitada

Jesucristo murió para expiar el pecado y dar vida eterna a los elegidos del Padre. El Padre lo envió, no para ofrecer a los que quieran la posibilidad de salvación, sino para salvar específica y plenamente a los que por gracia soberana Él escogió antes de la fundación del mundo. El plan de redención no depende de que los hombres decidan si aceptan o no la obra de Cristo en la cruz, sino de la gracia, el poder, la sabiduría y la soberana voluntad del Dios Todopoderoso la cual se consumó en la cruz para la salvación de los suyos.