Enseñando Solamente la doctrina de Cristo

Continuamos con nuestra serie de predicación en la primera carta que el apóstol Pablo escribió a su hijo en la fe y colaborador en el ministerio, Timoteo.
Esta epístola no solo es una correspondencia personal entre dos siervos de Cristo, sino un tesoro de sabiduría apostólica que sigue guiando a la iglesia de todos los tiempos.
Timoteo, el destinatario de esta carta, fue llamado a quedarse en la iglesia de Éfeso para corregir y organizar muchas cosas en esta iglesia.
Uno de los desafíos que tiene que enfrentar es frenar a los falsos maestros y así preservar la sana doctrina. También es importante tener presente que esta iglesia se encontraba en una ciudad donde no era el lugar más fácil para pastorear una iglesia. Al igual que hoy, no existe lugares fáciles para plantar una iglesia.
Así que, mientras estudiamos en 1 Timoteo 1:3-11, estaremos viendo el llamado a la fidelidad doctrinal, y como la verdad del Evangelio no solo informa nuestras mentes, sino que transforma nuestros corazones y guía a la iglesia del Señor a cumplir el propósito, para la cual fue instituida, PARA LA GLORIA Y ALABANZA DE SU SEÑOR.
Habiendo dicho esto, surge una pregunta importante, ¿POR QUÉ LA IGLESIA NECESITA UNA DOCTRINA SANA?