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Conducta en la Casa de Dios

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Pablo usa en Timoteo y en Tito la expresión “sana doctrina.” A lo que se refiere con eso es que el verdadero mensaje del evangelio es algo que produce vidas saludables, balanceadas y robustas. La sana doctrina es la gracia de Jesucristo, pero incluye también la transformación de los que reciben ese mensaje. Pablo no se limitó a decirle a Timoteo: “Predica la palabra,” sino añadió: “insta, redarguye, reprende.” Eso implica que la doctrina no es sana si es didáctica pero no transformadora. Es decir, la sana doctrina no sólo instruye; produce frutos. ¿Cuáles? produce amor (por Dios y los hermanos), mueve al pueblo a la oración, ordena la iglesia (sus hombres, sus mujeres, sus pastores, sus diáconos y sus hogares), promueve la piedad personal de los creyentes y nos enseña a sufrir por el evangelio y por los escogidos de Dios. La transformación de los pensamientos sin la transformación de las vidas produce un cristianismo enfermizo. Por eso necesitamos la sana doctrina.

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46:45
Oct 7, 2010
Sunday Service
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