Primera parte de dos sermones (de nuestra nueva serie) en la que consideraremos la benevolencia y gracia de Dios al prometer al Cristo Salvador. Dicha promesa fue reiterada en diferentes ocasiones a diferentes personas, y además robustecida de tal manera que ya para los tiempos de Isaías era vívida la "imagen" de la obra de Cristo. ¿Qué hay de maravilloso en esta promesa, aparte claro está de su cumplimiento en la persona del Salvador?